domingo, 19 de julio de 2009

capítulos y perdones


¡cuánto cuesta cerrar un capítulo en el libro de la vida!-
¡cuánto cuesta perdonar y pedonarnos!-
y es que cerrar un capítulo tiene la connotación del fin y muchas veces del fracaso, de la pérdida.
dejar atrás partes de nuestra vida no es fácil.- has compartido, te has enamorado, naces de unos padres que se mueren antes que tú, se van otros seres amados, se despiden. -
un hijo se casa y se va al extranjero. -tus nietos de pronto son extranjeros en tu propia patria y hasta el hijo o la hija o tú de pronto se convierten en exiliados en todas partes.

vamos dejando jirones de nosotros mismos regados en cada te amo dicho desde el alma, sin razonar mucho con el cerebro. -vamos diciendo adiós y con cada adiós un poco de morir también.
si todo esto ocurriera siempre sin manchones en la última página del capítulo, si quedaran limpias las líneas y todo fuera armonía sin que ninguna lágrima corriera por ella, sería el ideal y no una utopía.-
pero pasa y acontece que generalmente ese cerrar capítulo va acompañado de largas horas que hacen infinito el tiempo, que de por sí ya es infinito, que esas horas van acompañadas de desilusiones, promesas incumplidas, vejaciones, maltrato psicológico, físico, degradación del amor al odio y al desprecio. -
o tal vez, va impregnado de una lucha constante entre el deber ser y tener que hacer o entre el deber hacer y el tener que ser.-
ser dignos y dejar ir.-

y aquí entra el perdón, porque el reproche es tan inmenso que se torna en rencor, en rumiar las causas-efectos. -
perdonar es una expresión de amor y en nombre del amor que queda del que hubo, porque si hay hijos quedan grandes amores y si nos lo hay, quedan grandes o pocos recuerdos que hicieron posible el unirse, el ser pareja, el fundirse, recuerdos que nos hacen revivir la historia del porqué pasó.-
perdonarnos a nosotros mismos al aceptar que la vida sigue y que los sentimientos negativos merman nuestra salud.- perdonar para poder seguir.-
perdonar no significa que dejó de tener importancia lo que sucedió, ni darle la razón a quien nos lastimó, hirió, nos hizo sufrir o viceversa.-
simplemente y aunque escribo la palabra simple, es lo más duro y difícil de todo: aceptar lo que pasó, borrar el resentimiento, olvidar el daño y así poder continuar felices con nuestras vidas, para dar y darnos la oportunidad de comenzar otro capítulo de nuestra historia, quizás más alegre, más gratificante, con más seguridad y aprendizaje en el crecimiento personal, lo que seguro nos llevará a interactuar de mejor manera con quien o quienes nos tropecemos en el andar por la vida.-
cerrar capítulos sin traumas y perdonar sin que quede mella de rencor, es la tarea que nos impone el vivir muchas veces en cada adiós sin vuelta atrás.-



mara

3 comentarios:

ISABEL MIRALLES dijo...

Hola Mara,

Estoy de acuerdo contigo; cuando el amor muere debe hacerse de la forma menos traumática para las dos partes. Yo no creo en la frase "luego del amor nace el odio" porque sí has amado de verdad, es imposible odiar. Lo que sí hay y además es necesario, es el duelo por la pérdida del amor. Es un tiempo en que cada uno tiene que recomponerse para empezar una nueva vida.

Un abrazo.

cóncavo y convexo dijo...

Isabel, qué gusto me acompañes. lo ideal es tu planteamiento y debería ser así. pero consciente debemos estar que es difícil cuando hay fracturas muy dolorosas. sin embargo va el mensaje y al salir del duelo, que sí se vive, hay que seguir y tratar de ser felices.

abrazo grande


mara

Esperanza E Serrano dijo...

Saludos.
gracias por darme la oportunidad de conocer tu blog.
Me gusta mucho lo que publicas.
Estoy de acuerdo con tus planteamientos en "capítulos y perdones"
La mejor forma de curarse de una relación amorosa que nos hizo daño, pienso yo, es redactar una lista de las cosas buenas y las cosas malas que nos dio esa persona a la que le entregamos una parte de nosotros. Si la lista negativa es superior (casi siempre lo es), hay que celebrar que nos liberamos de algo que no nos beneficiaba. Eso ayuda a olvidar y sobre todo a comprender por qué no funcionó la relación.
Si la lista de las cosas buenas es superior y perdimos ese ser tan especial que se cruzó en nuestro camino, lo mejor es analizarnos, para entender en qué parte fallamos.
Pero en las cosas del querer, es difícil pronosticar. Sino no hay química y no hay condiciones reales para llevar adelante la relación, esta casi siempre está condenada al fracaso.
El odio, el rencor no son buenos aliados en ninguna circunstancia. Sufre más el que odia que el que perdona. Por eso estoy de acuerdo en que mejor es olvidar los agravios, perdonar y seguir adelante con nuestras vidas.
Un saludo de
Esperanza E Serrano